Ya escribiré de Aldama y su manta. Me ha parecido relevante estos días la visita a la arrasada Paiporta de Margarita Robles, ministra de Defensa. Robles tardó en movilizar al Ejército, porque Robles siempre anda liada con sus tejemanejes en el poder judicial y deja a un lado sus obligaciones ministeriales por la que le pagamos el sueldo. Cuando la Dana, y ahora, trata de colocar a otra amiga al frente de la Sala segunda del Tribunal Supremo, una vez colocada su amiga Perelló al frente del Consejo General del Poder Judicial.
Falta de empatía de la ministra Robles en Paiporta
Bueno, pues en un rato libre, Robles decidió viajar a Paiporta, arrasada por la Dana. En el parking de un edificio privado anegado por el agua, unos vecinos le afearon la reacción del Gobierno y la falta de limpieza de los parkings privados. Robles, en un tono desairado, impropio de esa situación, y con su habitual mala leche con los débiles, les gritó que primero van los públicos y después los privados, e insistía en que “yo no tengo la culpa”. La ministra de Defensa mostró una insólita falta de empatía con esas víctimas que a ella le trasladaron sus quejas en un tono correcto y ella respondió en un tono infame que según los vecinos de Paiporta ahonda más aún en la distancia sideral entre los ciudadanos y las instituciones.
La trayectoria de la señora Robles merece un repaso, por conocerla mejor. Tras una brillante carrera como magistrada, adscrita a Jueces para la Democracia, se entregó a las sombras del felipismo en manos del biministro de Interior y Justicia Juan Alberto Belloch como una de sus dos secretarias de Estado, ella de Interior y de Justicia María Teresa Fernández de la Vega, hoy presidenta del Consejo de Estado.
Su paso por Interior es tenebroso, de los que marca una carrera. Estuvo detrás del “Informe Veritas” de Villarejo contra el entonces todavía juez Garzón. Como confesó hace poco el propio ex ministro Belloch, fugado el ex director de la Guardia Civil Luis Roldán, en ese ministerio y ese Gobierno se plantearon en vez de dar con él para detenerle, asesinarle. Da pavor, un Gobierno pensando en liquidar a un fugitivo.
Una ministra con mucha mano larga en el poder judicial
Finalmente optaron por negociar su entrega y lo hicieron con el siniestro Francisco Paesa, implicado en el terrorismo de Estado. Robles dirigió la negociación en la que se decidió pagarle 400 millones a Paesa a cambio de que se entregara Roldán y disfrazar el asunto diciendo que estaba en Laos y que negociaron con las autoridades laosianas. Y falsificaron documentos del ministerio de Interior laosiano firmados por un tal capitán Khan. Pero no contaban con que en El Mundo verdadero les íbamos a pillar, con un excelente trabajo de Manuel Cerdán. Los anagramas del ministerio laosiano no coincidían con los reales, el capitán Khan no existía y Roldán jamás estuvo en Laos.
En cualquier país democrático estos episodios acabarían con una carrera política. Aquí no. Pedro Sánchez rescató a la señora Robles para ponerla al mando del ministerio de Defensa y encargarle trabajitos de conspiración judicial para colocar a afines en puestos claves de la carrera judicial. Y Robles, a quien le gusta el poder más que nada, aceptó encantada, y ahí está, al mando de los Ejércitos y con mucha mano larga en el poder judicial.
Y se planta en Paiporta y en vez de tratar de ayudar y afligir a los damnificados por la Dana se pone farruca y les abronca con ese tonito suyo tan dictatorial. De tapar las miserias de la decadencia del felipismo a mujer de confianza de Sánchez. Veremos a ver si no termina saliendo en lo de Aldama, que no sería nada extraño, visto lo visto.
Y una destacada miembro (miembra) de la masonería al servicio de Rodríguez Zapatero.