PROTESTA EN LAS CALLES POR LA GESTIÓN DEL GOBIERNO

El pasado sábado 21 de enero el centro de Madrid se llenó de pancartas, banderas y manifestantes. Miles y miles de personas se reunieron para protestar por la gestión del gobierno actual. La manifestación había sido convocada por más de un centenar de asociaciones. Y concentró según los organizadores, a cerca de medio millón de personas. Aunque las cifras bajan bastante si se tiene en cuenta las que ofrece la Delegación del Gobierno: 31.000 el número de manifestantes. 

La Plaza de Cibeles fue el punto de encuentro para la multitudinaria concentración organizada bajo el lema «Por España, la democracia y la Constitución». Al grito de «Libertad, libertad, libertad», tenía como objetivo protestar por la deriva que está tomando la política del gobierno. También resaltar que supone un ataque a nuestras instituciones algunos movimientos como la reforma del delito de sedición o la conocida como Ley del sólo sí es sí. Actuaciones que según el líder de Vox, son fruto del “peor Gobierno de la historia”. Sin embargo también se encontraban pancartas que abogaban por el regreso del servicio militar obligatorio o por un alejamiento del monarca Felipe IV de Pedro Sánchez.

Según se escuchó en el manifiesto que leyeron los convocantes “No se trata de izquierdas, derechas o centro, sino que se trata de no permanecer impasible ante la grave erosión de nuestras instituciones, el deterioro de nuestra democracia y el debilitamiento de nuestro Estado”. 

Se congregaron en la cabecera varios dirigentes y representantes de los principales partidos políticos del país como PP, Ciudadanos y Vox. Pero de entre los líderes nacionales, únicamente se vio a Santiago Abascal. Entre los asistentes, muchas caras conocidas. La diputada de Ciudadanos Inés Arrimadas, la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, la vicealcaldesa de Madrid Begoña Villacís. También la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid Rocío Monasterio, el vicepresidente de Castilla y León Juan García-Jurado o el escritor Andrés Trapiello. Se vieron otros rostros como el del filósofo Fernando Savater, la presidenta del colectivo S’ha cabat Júlia Calvet o el de la ex dirigente de UPYD Rosa Díez. 


Descontento general con el Gobierno de Pedro Sánchez

Pese a lo grave de todo lo que está en juego y a que puede que esta concentración sea el anticipo de lo que nos espera los próximos meses dada la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales que tendrán lugar en mayo, y a pesar de la indudable importancia que tiene que decenas de miles de personas se reúnan para protestar por la política del Gobierno, todavía se aprovecha lo que pasó el sábado para sacar punta a la actuación del Ayuntamiento de Madrid. ¿Cómo?

En realidad la manifestación no ha estado exenta de polémica. Twitter se hacía eco de la crítica lanzada hacia la colocación de las cámaras de seguridad. La razón fue la diferencia de lo que ocurrió con otra manifestación celebrada en el mismo lugar en el mes de noviembre para protestar por la situación de la Sanidad Pública en Madrid. En que las cámaras de movilidad permanecieron apagadas, en esta concentración sí permanecieron encendidas. Según ha declarado el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, se trata de algo bastante común. La razón es que “la Policía la que nos pide que se desconecten estas cámaras para el seguimiento público”. A veces este tipo de actuaciones que algunos tildan de «picaresca» también comparten sitio en el mismo tablero de juego. 

Así, a pesar de la polémica y de los gritos de libertad, el poso que queda es que el descontento es generalizado. Tanto si se es de izquierdas como si se prefiere optar por la derecha o el centro. Y es algo que se mantiene desde hace algunos años. Quizá desde 2020, porque el descontento se instaló al criticar desde todos los frentes cómo se estaba gestionando la crisis del Covid. Ahora se nos une también la inflación, la elevada subida de los precios de la compra, los tipos de interés. Sin olvidar las hipotecas que ahogan a cientos de miles de familias en nuestro país…

Y mientras tanto, los rifirrafes en el Congreso no son otra cosa que el reflejo de lo que pasa a pie de calle en las ciudades y pueblos de nuestro país. Sin llegar afortunadamente, a lo incendiario que se nos presenta el día a día en las calles de Brasilia o de Lima, hace unos meses hasta Bogotá. Tenemos la revuelta frente a nuestros ojos y dentro de unos meses quizá empiece a despertarse a pie de urna. De momento lo único que nos queda es la protesta y la posibilidad de expresarnos con total libertad. Esperando que esto no cambie.


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