Los entes que gobiernan este mundo (los denomino entes porque, a juzgar por sus deleznables actos, no se pueden considerar seres humanos), a través de sus secuaces, los políticos de alto nivel ya no se cortan. Están exponiendo a las claras su intención de someternos e incluso de sacrificarnos en nombre del “bien común” o del “cambio climático”, patrañas que muy pocos ya se creen.
Tienen tanta desvergüenza que hacen y deshacen a cara descubierta lo que les sale de las narices. Cierto es que siempre lo han hecho, la diferencia radica en que antes al menos mostraban algo de respeto por la población intentando esconder sus mierdas. En cambio ahora no, ya no se cortan. Les importa un huevo que lo sepamos. De hecho les “pone” mostrarnos sus tejemanejes porque se sienten invencibles, intocables. Y todo ello gracias a un trabajo de manipulación mental global y lavado de cerebro mundial que ha sido llevado a cabo durante décadas a todos los niveles imaginables.
Estos sujetos creen que también van a salirse de rositas en esta ocasión, a pesar de que la sarta de tropelías que están cometiendo ha traspasado todos los límites concebibles. Y tal vez así sea. Sin embargo, no se dan cuenta de que el mango de la sartén en realidad lo tenemos nosotros, el pueblo, el ser humano consciente. En cuanto decidamos responsabilizarnos de nuestra vida, desobedecer a estos farsantes títeres de un poder maquiavélico superior y construir un sistema nuevo basado en el amor y la cooperación entre todos, su castillo de naipes se les caerá encima.