Un nuevo nacimiento está cerca de ocurrir. Es inminente, es cierto y maravilloso, es el devenir de un resurgimiento de la humanidad dichoso.
Es un momento crucial en el que todos los seres por igual unirán sus luces y se darán de bruces con la verdad. Dolerá, no lo dudes, pero siempre que llueve suele escampar, como reza el dicho popular.
Un nuevo mundo se creará, lleno de dicha, lleno de calma y paz, donde lo oscuro será oscuro y la luz será claridad, donde lo justo vendrá intrínseco en la sociedad, donde no habrá cabida para la mentira ni la maldad.
Este mundo es un hecho y está ya en tu seno, en lo más profundo de tu ser. Tal vez aún no es tu momento, tal vez aún no lo puedas ver, mas lo cierto es que así es y así debe ser.
Dale tiempo al tiempo y lograrás comprender que tú eres el sustento de lo que está por florecer, el abono que alimenta la maravillosa experiencia del renacer de conciencia.
Tal vez te preguntes cómo, tal vez te preguntes por qué y yo te contesto con aplomo que realmente no lo sé. Aunque es indiferente la respuesta porque lo urgente es avanzar en consciencia hacia tu ser emergente, para así sembrar la simiente de la nueva humanidad descrita previamente.