Leo y releo poemas olvidados,
escritos enredados
en la maraña del tiempo.
Los leo y no me creo
que aquello que ha pasado
haya sido tan bueno,
a pesar de los hechos,
a pesar de lo acordado.
Leo de nuevo aquellos versos
que salieron de la tinta
que manchaba mis dedos
y descubro deseos, anhelos y dudas,
entre las brumas del miedo.
Leo y observo desde las alturas
la ignorancia que aún conservo.
Leo y celebro la vida
que llevo dentro, que no se marchita,
que se expande y expulsa fuego,
un fuego que arde incombustible,
con el depósito lleno.
Leo sin freno,
devoro sílabas y letras
buscando nuevas tretas
para viejos retos
entre los restos de la tormenta,
entre los restos del recuerdo.
Leo y junto palabras
en busca de acierto,
lo cierto es que nunca escapa
ese miedo ancestro,
arraigado a capa y espada,
insertado en mi cerebro.
Cuanto más leo y releo
más lejos está la espada
que cercena ese miedo
y eleva el alma.
Ya no quiero este juego,
ya no puedo con la escarcha,
estas fichas congeladas
que se adhieren a mis dedos
y no permiten la revancha
por más que lo intento.
POEMA: “LEO”

A %d blogueros les gusta esto: