Hay sentimientos que es mejor no exteriorizar. Aunque nuestra psique, en ocasiones, funciona como un vaso que puede explotar cuando se encuentra demasiado colmado, en ciertos momentos conviene detenerse a pensar si merece la pena dedicar según qué emociones. El enfado es uno de ellos; ¿cuántas veces hemos deseado no haber estallado? ¿Haber querido controlarnos más? ¿Cuántas veces hemos analizado en frío la situación pertinente y nos ha arrullado el arrepentimiento? Desde It-Magazine queremos ayudar a nuestros lectores, ¿cómo podríamos controlar el enojo? Las dos herramientas principales para esto son la autoconciencia y el autocontrol.
“La autoconciencia” describen algunos portales de psicología “es la capacidad de observar qué sientes y piensas, y por qué. Los niños pequeños no son muy conscientes de lo que sienten, simplemente lo expresan en su comportamiento”. Por otro lado, “el autocontrol es sobre pensar antes de actuar. Es pone algunos valiosos segundos o minutos entre sentir una emoción fuerte y actuar de una manera de la que te arrepentirás. En conjunto, la autoconciencia y el autocontrol te permiten tener más opciones sobre cómo actuar cuando sientes una emoción intensa como el enojo”.
Que el enfado no te controle: cinco pasos para lograrlo
Recordar a uno mismo que es hora de hacer un cambio, lleva un proceso. En este caso, para todos aquellos que tienen problemas para manejar el mal carácter, sienten que el enfado intenso no les representa. Creen que eso no refleja quienes son verdaderamente. De modo que, lo principal para subrayar ese cambio es preguntarse qué se va a lograr si se realiza: ¿Más respeto a ti mismo? ¿Más respeto de los demás? ¿Menos tiempo sintiéndote fastidioso o frustrado? ¿Un enfoque más relajado de la vida? Recordar por qué deseas cambiar puede ayudar.
El método de “los cinco pasos” es clave para ello. El primero insiste en que hay que identificar el problema (autoconciencia) preguntar qué nos hace enojar y por qué. Ante el enfado de una prohibición no es lo mismo decir “me lo prohíben y es injusto” que “estoy enfadado porque me han prohibido esto”. El segundo paso nos indica que hay que analizar las posibles reacciones que podemos adoptar ante la situación: ¿gritar? ¿Preguntar por qué se nos prohíbe? ¿Negociar? ¿Entender que es algo inevitable y acatar las normas?
El tercer paso nos pide que consideremos las consecuencias de cada una de nuestras decisiones. Gritar ante el mensaje prohibitivo puede complicar más la situación, pero querer negociar o empezar un debate puede ayudarnos a conseguir nuestro objetivo. El cuarto paso consiste en tomar una decisión y, el quinto, nos invita a estudiar si hemos tomado la decisión adecuada. Si no ha funcionado conviene hacer un esquema, revisar de nuevo los cinco pasos y volver a analizar el porqué.
Alternativas para calmar el enfado
Intentar estas cosas incluso si no estás enojado ahora mismo, para ayudar a evitar que se desarrollen sentimientos de enojo en tu interior.

Hacer ejercicio es una buena alternativa para mejorar el humor y fomentar la relajación, muchos expertos médicos aseguran que ayuda a reducir el estrés. No es cuestión de perder peso o sudar demasiado; sólo de entretenerse un rato y evadir la negatividad. La meditación o los ejercicios de respiración son también una opción muy válida, ya que no siempre puede salirse al exterior.
La distracción en general también ayuda a calmar el enfado. Ver la televisión, jugar o leer son aficiones muy positivas para olvidar lo ocurrido. Escribir los pensamientos y emociones en un diario es otra forma de exteriorizar lo sucedido y sirve como desahogo.
Por otro lado, una de las mejores opciones para desahogarse es compartir con alguien de nuestro entorno nuestros problemas, pero sólo si es de nuestra confianza.
Intervención profesional
El enfado es un sentimiento muy fuerte y a veces puede resultar abrumador. También es signo de que algo más está pasando, y quien padece un descontrol general ante esa emoción realmente está viviendo una situación asfixiante en su día a día. Es entonces cuando llega la hora de pedir ayuda profesional, particularmente si:
- Se tiene un sentimiento constante de ira sobre cosas que tuvieron lugar en el pasado (o en la actualidad).
- La mayor parte del tiempo se tiene la sensación de disgusto o mal humor.
- El enfado y rabia es con uno mismo.
- El enfado dura días y te incita a lastimarte a ti mismo o a otra persona.
- Se participa con frecuencia en peleas o discusiones, incluso cuando no tienen que ver con uno mismo.