Tras pasar un largo tiempo disfrutando de las calles romanas me veo en la obligación de contar algunas curiosidades que he aprendido de los italianos y algunas ideas incorrectas que tenemos de su cultura. Cuentan por ahà que no son muy diferentes a nosotros, pero debo decir que en algunos aspectos no tenemos absolutamente nada que ver. Ellos lo hacen todo muy «a la italiana.»
Costumbres a la italiana
- Una de las costumbres que mas me gusta es la de hacer el aperitivo. A eso de las 7 de la tarde los italianos se han inventado una maravillosa excusa para beber y comer. Un aperol sprtiz y unas cuantas tapas para acompaƱar. Un plan perfecto para los espaƱoles a los que cualquier excusa nos vale para salir a tomar algo.
- Benditos el Paseo de la Castellana de Madrid y la glorieta de Atocha. No tenĆ©is ni idea de lo que es conducir por las carreteras italianas. Esto lo aprendĆ el dĆa que tuve que coger el coche para ir de una punta de Roma a otra a hacer algo de papeleo. Me monto yo tan contenta en mi coche, me pongo el cinturón (lo que supuso la risa de todos mis acompaƱantes porque ponerte el cinturón allĆ es una broma) y segĆŗn avanzo en mi trayecto me voy encontrando con diferentes situaciones que me dejaron ojiplĆ”tica. Los semĆ”foros no existen. Bueno, si existen, pero como si no lo hicieran. Tu pasas y punto y si ves que alguien cruza pues te paras y si no te da tiempo pues se tira del atropello que tampoco estĆ” tan mal visto. Las medianas tampoco existen. Bueno, tambiĆ©n existen, pero como si tampoco lo hicieran. Si tu quieres cambiar de carril pero hay una mediana que te lo impide ĀæQuĆ© haces? Pues pasas por encima OBVIAMENTE. Vaya pregunta. TambiĆ©n vi pasar 3 personas en una moto, madres con bebes en brazos en el asiento delantero, 6 personas en un coche, o 7, u 8⦠no estoy segura. De lo que estoy segura es de que sobrevivĆ y de que jamĆ”s volvĆ a coger por allĆ un coche. Ellos conducen Ā«a la italiana.Ā»
- AllĆ estĆ” muy bien lo de gritar y quejarse, aunque no te pase nada tu te quejas. En EspaƱa tu vas en el autobĆŗs hablando por telĆ©fono con tu amiga Pepita sobre lo malĆsimo que es tu jefe e intentas quejarte en un tono de voz bajo (esto no lo hace todo el mundo pero si una mayorĆa de la población). Pues en Italia la emoción estĆ” en que todo el autobĆŗs se entere de lo malĆsimo que es tu jefe. El problema es cuando todos tienen un jefe malĆsimo, da igual a quĆ© volumen tengas los cascos, no escuchas nada. Es raro que un espaƱol, que tambiĆ©n hablamos muy alto, diga esto pero os prometo que es asombroso el volumen que puede llegar a alcanzar la voz de un italiano.
- Yo iba muy decidida, despuĆ©s de haberme visto todos los realities de italianos fiesteros, a pegarme unas fiestas increĆbles. Pues resulta que aparezco yo en una discoteca muy famosa de Roma a eso de la 1:30 de la madrugada, pago mis 15 euros de entrada empeƱada en que va a ser la mejor fiesta de mi vida y allĆ me plantĆ©, monĆsima de la muerte y maquillada como una puerta. 3:00 de la madrugada, cierra la discoteca. En mi cabeza sonó la banda sonora de Titanic. Y es que los italianos abren las discotecas a eso de las 22:00 y cierran a las 3:00. Yo aquĆ a las 22:00 casi estoy aun saliendo de trabajar.
- Pero debo decir que hay una fiesta que a mi me encanta que es Ferragosto. Yo vivo en Madrid, es decir, no veo la playa ni en pintura. Llevaba toda la vida venga a verme videoclips de fiestas en la playa pensando que jamĆ”s en mi vida me verĆa en una de esas. Yo no tenĆa ni idea de lo que era Ferragosto, que resulta que es una fiesta nacional que se celebra el 15 de agosto, y a mis amigos se les ocurrió la idea de enseƱarme como se celebra esta fiesta en la playa Ā«a la italianaĀ». AsĆ que fuimos a Fregene, una playa de Roma, mas o menos a eso de las 17:00, habĆa que ir de blanco (si, se han copiado de Ibiza) y pagar una entrada en una caseta para que te dejasen entrar en la playa (que yo eso tan VIP no lo habĆa visto en mi vida). Pues yo os prometo que esa fiesta parecĆa un videoclip de Beyonce. Si vais a Italia en agosto tenĆ©is que celebrar Ferragosto en las fiestas de la playa. Y os lo dice una catadora de fiestas profesional.
Pecados y espaƱoladas

- Cuando tu vas a las 22:00 a cenar a un restaurante dices āBuenas noches seƱor del restauranteā, asĆ que allĆ cuando veĆa el cielo oscuro, a todo con el que me cruzaba le daba las buenas noches porque soy muy educada. Pues bien, resulta que allĆ se dan las buenas tardes hasta que estĆ”s con el pijama puesto y metido en la cama. Es entonces y solo entonces cuando puedes decir Buonanotte sin que te miren raro (si no piensan que te vas a poner a dormir en medio de la calle).
- AquĆ viene la āespaƱoladaā que se me ocurrió hacer el dĆa que me enseƱaron a hacer espaguetis a la carbonara, que por cierto NO SE HACE CON NATA, se hace con huevo. Llego yo con mi paquetito de espaguetis (la verdad que no se si eran espaguetis como tal porque tienen unos 200 nombres para decir espagueti), abro el paquetito, sujeto un buen puƱado de espaguetis en mis manos y suena ācrackā. Si seƱores. Era yo partiendo los espaguetis por la mitad porque no me cabĆan en la cacerola. La tensión se podĆa cortar en el ambiente. TemĆa mirar para atrĆ”s. Un silencio sepulcral invadĆa la cocina. Y efectivamente, mis amigos italianos estaban casi a punto de llorar, denominaron mi āespaƱoladaā como un āpecadoā.
- Aunque no se si fue peor el dĆa que me voy a hacer la compra con mi cesta y aparezco en casa con cafĆ© soluble. Ese que estĆ” mas malo que nĆ” pero que compras por vago. Creo que ese dĆa solo se vendió un paquete de cafĆ© soluble en Italia, el que comprĆ© yo. Para los italianos el momento del cafĆ© (o sea todo el dĆa) es un rito, se hace en cafeteras antiguas, de las que huele toda la casa a cafĆ© de verdad, no las cafeteras elĆ©ctricas que usamos aquĆ, eso es para principiantes. Debo decir, que el cafĆ© italiano le da mil vueltas al espaƱol. Sobre cafĆ©s no tenemos ni idea aĆŗn. Punto a favor del cafĆ© Ā«a la italianaĀ»
- Por Ćŗltimo estĆ” el primer dĆa que comĆ pizza, la gente se me quedaba mirando como si de un monumento se tratase. Yo pensaba que era porque estaba muy guapa. Pero no. Ellos hacen unos cuantos dobleces en el trozo de pizza (que mas que pizza eso a mi me recuerda a una fajita) y se la comen bien dobladita. Pues claro, la imagen en la que yo me como la pizza asĆ, libremente, sin doblar ni nada, ole que ole, a ellos no les gustó mucho, otro pecado. Me fui de allĆ y tardĆ© 3 aƱos en confesarme de todo.
Con estos pecados y costumbres espero haber ayudado a vuestra alma viajera a disfrutar mucho mĆ”s de vuestros próximos viajes a Italia. Son las curiosidades las que convierten a un paĆs en un sitio especial. Su gente, sus tradiciones y su forma de vida Ā«a la italianaĀ» hacen de este lugar, un lugar mĆ”gico, lleno de vida e historias que contar.
Muy bien escrito. Te entran ganas de ir a visitarlo y apreciar lo que tenemos en EspaƱa.